EL MIEDO DE LA PALABRA

La palabra miedo me infunde respeto.
Así es. El miedo es lateral, coetáneo a todas las cosas. Antes no tenía miedo. Pero antes era antes.
Me gustaría poder echar la culpa a alguien. Sería más fácil. Emitir un juicio, poner una etiqueta. Pero de nada serviría, ya que esas mismas etiquetas encarcelaron mi libertad.
La palabra desconfianza me lleva a la desidia. Me pregunto porque existirá esta palabra que nunca se puede disfrazar.
La palabra amor me desconcierta. Incapaz de vivirlo como un río que fluye solo, sin fuerza. En armonía. Ahora el tiempo está entre mis piernas.
La vida se me escapa. Cómo corre, apenas la veo a lo lejos. Y por las calles ando sola, creyendo que un día despertaré de mi gran sueño.
En el mundo de los ciegos, tengo una visión infinita. Vuelo a través de mentiras.
Y toda la gente tiene sonrisa de bufón. Sus dientes son trozos de hielo.
Ismael me sirve un café con leche. Se sorprende de la hora qué es. Demasiado temprano. Nunca leo el periódico por la mañana. No quiero enfrentarme a la realidad con los ojos aún cerrados y la mente en mis bellos sueños. Prefiero ver a esas chicas ejecutivas, trajeadas de negro. Huelen a maquillaje y a perfume. Corren de un lado a otro. Parecen tan vivas y están tan muertas. Al menos tienen algo fijo. Hablan de trabajo. Qué bello tener poco de que hablar, qué felicidad. Lo peor es tener demasiado de que hablar y pocos receptores.
Antes era alguien, antes tenía un nombre. Pero antes siempre fue una utopía, un vago recuerdo de infancia. Ayer podía ocultarme, jugar a ser otra. Ahora, el tiempo del desencanto, soy así, un ángel caído del cielo.¡ Soy así! ¿No te gusta tu ángel con alas negras? Pobrecito, preferirías que apareciera en tus mejores momentos. No soy mujer de estrategias, no soy una femme fatale. No me alejaré de ti para que te acerques. No soporto vivir en la ansiedad, estar sedienta de una palabra amable. No me alejaré de ti para que me encuentres. Preferirías que lo hiciera, al fin y al cabo debería ser yo la conquistada. Pero soy víctima, finalmente. Mi sensibilidad es tu arma de doble filo.
No concibo la vida sin amanecer al lado de un cuerpo aún caliente. No amo a las personas, amo lo que me hacen sentir. ¿Tan terrible es eso? Estoy partida en dos, y no se recoger los pedazos. Por eso nunca parezco sincera, soy la gran mentirosa. Pero cuando soy sincera siguen creyendo que, detrás de mi llanto, existe un guión, un absurdo guión regido por tópicos.
¿Qué solución me queda?
Las palabras me infunden miedo. Pero las necesito. Horribles, tenaces, persistentes, orgullosas. Malditas palabras.
¿Qué hay detrás de ellas?
MIEDO
4 comentarios
Jordi -
antonio -
El miedo es necesario, va intrínseco a las características del ser humano. Te mantiene despierto, atento y te hace potenciar los reflejos ante CUALQUIER circunstancia.
Lo malo es no saber administrar el miedo, pero el miedo es algo personal e intransferible, nace de dentro, y con un pelín de esfuerzo, se aprende a administrar.
No me voy a preguntar \"por qué tengo miedo\", prefiero preguntarme \"qué consigo si venzo al miedo\".
desvío -
Detrás de ellas hay lo que solo tú conoces. Nunca puedo hablar sin la patraña de la circunstancia que me lo contamina todo. ¿crees que todo es circunstancial?
Woodsman -